LAS HERIDAS DEL NIÑO INTERIOR
“Los comportamientos que más os dañan
como seres humanos en vuestra vida adulta son los que tienen que ver con
heridas emocionales causadas, sobretodo en la niñez y, algunas, en la
adolescencia”. Muchos son los terapeutas que utilizan el término “niño interior”
para referirse a emociones estancadas o heridas no resueltas en la niñez.
Cuando comencé a oír este término no fui
realmente consciente de a lo que se refería. No entendía cómo las heridas
emocionales que te habían quedado de niño se hacían patentes en tu vida adulta aun
sabiendo que los comportamientos que te llevan a relacionarte con el mundo no
eran los más correctos. Al hacer, una visualización del niño interior y te
descubres a ti mismo sintiéndote frágil en un cuerpo de niño pequeño, te das
cuenta que estás manifestando de verdad tus heridas y que de alguna manera las
tenías sin coser.
No importa si has tenido la mejor
educación a tus ojos o no. Todo adulto tiene heridas de niño interior que le
hacen relacionarse con el mundo de una manera o de otra. Depende del ya adulto,
querer sanar esas heridas o seguir comportándose de la misma manera.
Estas heridas provocan
comportamientos de autodestrucción y la mayoría de las veces no somos
conscientes de ella, no sabemos hasta indagar mucho, cuál ha sido su causa y
tampoco que os lleva a estar en un estado de malestar contigo mismo, con tus
familiares, con tus amigos y en tus relaciones personales y ni siquiera
reconoces que todo ello viene de ti y no de los otros.
Cada adulto tiene su manera de
reaccionar a este tipo de heridas y a veces, solo a veces, una herida esta
conexionada con otra y provoca en nosotros diferentes comportamientos que si no
se reconocen se hará, cada vez más duro, el convivir con ellas. A continuación, voy a comentar algunas de las heridas que existen, aunque os pido que no deis mayor importancia al
orden porque algunas, como ya he escrito anteriormente, están conectadas con
otras.
La herida del rechazo es una de las más comunes. La mayoría de los adultos tienen
miedo al rechazo y eso lo demuestran con comportamientos que a veces son
autodestructivos.
El miedo al rechazo te hace actuar de
manera que todo parezca ir en contra tuya, de manera que no hagas nada para solventar
tus problemas y además te hagas la victima de lo que te ocurre y que rechaces
cualquier oportunidad que te venga porque tienes miedo a que no te acepten. Puede
hacerte actuar, también, de manera compulsiva para que todo lo que realices lo
hagas con intención de que sea perfecto.
Otra herida
común que hace tener que reconciliarse con el niño interior es la que tiene que
ver con la seguridad. Te han
condicionado tantas veces a hacer unas cosas u otras, dándote unas razones u
otras con el fin de que te mantengas seguro, que buscas la seguridad en todo lo
que haces o por el contrario actúas temerariamente para ir en contra de lo que
te han querido enseñar. Cuando un niño quiere hacer algo y se le quita de
hacerlo porque puede ser peligroso o simplemente no sabrá hacerlo, desde la
percepción del adulto, estas negando su aprendizaje, estás creando una herida.
Un adulto que muestra necesidad de
estar siempre acompañado, que muestra necesidad de pedir consejo por todo lo
que hace, por cada paso que quiere dar y que tiene miedo al qué dirán, a cómo
hacerlo, a qué hacer, se siente inseguro y lo refleja a través de su herida de
niño interior tiene que ver con la seguridad.
A la herida del rechazo, y a la de la falta de seguridad del niño
interior se une la de la aceptación.
Se necesita que los de vuestro alrededor os acepten en todos los sentidos, que
os valoren todo lo que hacéis y que no rechacen vuestras ideas porque si no, os
sentís ofendidos. Os recrimináis a vosotros mismos, os juzgáis más de lo que
creéis y tenéis pensamientos de ataque que os influyen y os estancan. Y luego
preguntáis ¿por qué otros no te aceptan? Si ni tú mismo te aceptas.
La herida del miedo a la soledad, de sentirse solo, es muy común entre
los adultos y esta va unida a no sentirse merecedor de las cosas buenas que
aparecen en la vida. Hay personas que necesitan de otros para no estar consigo
mismo. Para no tener que enfrentarse a sus miedos, a sus pensamientos, a las
llagas que de alguna manera han dejado sus emociones en ellos. Hay personas que
aun sabiendo que sufren maltrato y que no son valoradas por los de su alrededor
siguen con ellos porque no quieren enfrentarse a la posible soledad que sus
expectativas han marcado como posibles y reales en sí mismos.
Otra herida que aparece comúnmente en muchos adultos es la que tiene que ver con el control y la perfección. Esta aparece mayormente cuando se reconoce que se han tenido padres muy autoritarios y con poca capacidad de empatía. Padres que han criticado los movimientos del niño y que le han exigido más de lo que se debería exigir. ¿Cuántas veces te reconoces a ti mismo criticando o guiando a alguien a hacer las cosas como tú las haces? Si otros no realizan cualquier labor como tú la llevas a cabo, piensas para tus adentros o dices a viva voz, que tú lo haces de esta forma y lo de la otra persona, independientemente como lo haga está mal para ti. Algunas veces incluso habiendo llegado al mismo final al que llegas tú (con un procedimiento diferente), reconoces que tu forma de hacer es la perfecta y no das cabida a otra.
Todas estas heridas se pudieron crear
en ti porque en tu vida hubo una
situación que te causó emociones que no supiste gestionar y estas, se quedaron
dentro de ti para no dejarte avanzar. Aunque hayas tenido la mejor educación en
casa con tus padres y/o tutores es normal que guardes como adulto heridas de ese
tipo. Los adultos no siempre se dan cuenta que algo ha chocado con los patrones
y valores interiores de ti como niño y/o adolescente que eras y que eres en tu
interior y, en consecuencia, no te invitaron a hablar de ello. Además, algunas
veces, aunque habrías querido hablarlo en casa o con tus profesores no ha
surgido la oportunidad y así la pelota se hacía más grande puesto que no pudiste
expresarlo y esa tensión se ha ido acumulado en tu cuerpo.
Por esto es tan importante que se
hable con los niños. Que se les pregunte y que se les haga preguntas abiertas
para que puedan expresarse todo lo que deseen. Como las palabras crean
realidad, ahí es cuando el adulto puede interferir a cambiar de una manera
sutil las frases que el niño puede utilizar para no dejarle menospreciarse con
su propio lenguaje.
No todo fue por la educación que
tuvisteis, a lo largo de los años se van pasando por diferentes situaciones en
las que por mucho que sepas gestionar tus emociones puedes no saberlo hacer en
un momento concreto. Todas las personas que llegan a adultas tienen algún
anhelo en su alma, que se ha convertido en herida o heridas en su niño
interior.
Así que, si reconoces en ti alguna
herida de este tipo, vas a tener que ser muy sincero contigo mismo y
reconciliarte con esa parte interior tuya que de alguna manera está gritando.
Puedes hacerlo a través de reconocer tus emociones, aceptarlas y después
soltarlas para que de alguna manera la energía acumulada se vaya liberando poco
a poco y en tu beneficio.
Puedes visualizarte a ti mismo como
niño y encontrar en tu memoria alguna situación que de alguna manera se te
quedo grabada. Si te cuesta visualizar o llegar a imaginarte siente en tu
cuerpo la fragilidad de un niño o reconócete en esas emociones que sentías de
niño. Tan solo tienes que pensar que ahora tú como adulto vas a comunicarte con
ese niño y le vas a decir que en su momento no lo supiste hacer de otra manera,
pero que ahora estás tú ahí para protegerle y para explicarle las cosas de otra
forma, y además para escuchar abiertamente todas sus dudas, todas sus
preocupaciones o todos sus lamentos y miedos porque al final, lo que se quedó
estancado es porque no lo pudiste expresar de la manera correcta.
Acepta todo lo que te diga este niño,
reconócelo en ti, perdónate por no saberlo hacer de otra manera y forma una
imagen en tu mente, de una caja en la que vas a guardas todos esos recuerdos y
anhelos y la vas a enviar al cielo fuera de la vista de tus ojos. También
puedes escribir una carta desde tu yo del pasado, de tu yo niño, meterla en un
sobre cerrarlo y quemarlo a modo de despedida y superación.
¡Échale imaginación para
reconciliarte con tu niño interior!, ahora que de alguna forma tienes tiempo
suficiente para estar contigo mismo busca la mejor manera de hacerlo para ti, aunque
a veces lo dudes o no quieras enfrentarte a tu realidad es una decisión que
solamente está en tu mano. ¿Decides ponerte a trabajar contigo mismo y desde tu
interior? O ¿decides no hacerlo?
En estos días que a la mayoría nos están
provocando incertidumbre tienes tiempo, aunque lo dudes para hacer las cosas de
un modo diferente para enfrentarte a tus miedos, a tus heridas de niño interior
y para reconocer en los otros las enseñanzas que te están proporcionando. Todos
los de tú alrededor son una extensión de ti. Todos se comportan en función a
qué sea lo que tú tienes dentro de ti. Así que hazte consciente de ello y deja
de echar balones fuera. Tus lamentos, tus enfados, al igual que tus alegrías
están dentro de ti y provocan en tu exterior lo que tienes en tu interior. ¡Responsabilízate
de lo que atraes a tu vida! Acéptalo y reconoce qué puedes hacer las cosas de
otra manera, aunque hasta ahora no lo hayas hecho.
Comparto contigo una meditación hecha para poder trabajar con el niño interior. Espero que te guste y que te dejes llevar por mi voz.
Comparto contigo una meditación hecha para poder trabajar con el niño interior. Espero que te guste y que te dejes llevar por mi voz.
Ya para terminar te pido que, por
favor, si te ha gustado la información de este artículo, me hagas algún
comentario y que compartas en las redes sociales la información que he
compartido contigo para poder llegar a más y más personas y así poder extender
los aprendizajes que yo he recibido a lo largo de mi vida y acompañar a más
personas en su despertar.
Creo fielmente que otro mundo es
posible si cada uno de nosotros nos hacemos responsables de la parte que nos
toca, que no es más que hacernos conscientes de nuestra propia realidad y
mejorar con respecto a nosotros mismos para tener otra percepción de las cosas
que vivimos. Te pido que escuches esa vocecita que te dice que tú puedes tomar
una decisión correcta con respecto a ti para beneficiarte de tus propios
resultados, que no son más que aprendizajes.
¡Un saludo
para ti!! Muchas gracias por leer mi blog.
Vanesa Garin
¡Aquí y ahora!
Esta estupendo como siempre VANE
ResponderEliminarQuerida Vanesa !!
ResponderEliminarDecirte que me a gustado mucho leer tu articulo de "Las heridas del niño interior " . Pienso que la gran mayoría de la gente tiene heridas emocionales por alguna circunstancia pasada en la niñez. Que bueno seria poder aprender a gestionar esas emociones desde bien pequeños. Seria ideal enseñar a gestión emocionalmente a nuestros pequeños ,para que el día de mañana sean adultos conscientes y tener los pilares emocionales bien construidos para su evolución humana . Se debería de implantar como asignatura " las emociones y como gestionarlas" en la edad escolar desde bien pequeños ,para que las heridas sufridas no se enquisten y dejen las menores secuelas o traumas posibles .
Vanesa!! decirte que gracias por tu gran trabajo .sigue así!! trabajando por tus sueños ,y por divulgar tu aprendizaje y crear un despertar en la gente .